A mediados de marzo se celebra el Día Mundial del Discurso, por lo que a lo largo del mes se realizan múltiples actividades, así como foros para celebrar su importancia y comprender el impacto que pueden tener las palabras en las personas y su trascendencia en la historia.
“En el ámbito las relaciones públicas (RRPP) y para cualquier agencia de comunicación, es una de las herramientas más importantes y útiles para cautivar a nuestras audiencias, transmitir de manera efectiva nuestros mensajes y que tengan eco en el tiempo”, explica Ignacio Serna, CEO de Serna Group, agencia de comunicación, quien nos ofrece algunas recomendaciones para potencializar el uso de las palabras, conectar y motivar.
Al referirnos a los discursos, generalmente los asociamos a temas políticos o sociales, como el famoso I have a dream, de Martin Luther King; o el Yes we can, de Obama; sin embargo, son más que eso. Son una poderosa herramienta para presentar un nuevo producto, anunciar la reestructuración de una empresa, nuevas inversiones o planes de expansión, inaugurar eventos y hasta para motivar a equipos de trabajo, entre muchos otros usos y alcances como generar Leads.
Algo fundamental es que sea sencillo, para que el orador lo pueda transmitir con credibilidad y de manera fácil, y al mismo tiempo que conecte con las audiencias presentes o virtuales y sobre todo que lo comprendan. Además, debe ser interesante y de ser posible ameno, para que sea recordado por la audiencia, que es uno de sus principales objetivos.
Para ello, al momento de diseñar nuestro discurso debemos cuestionarnos su propósito y establecer sus objetivos, que deben abarcar entre dos o tres temas principales a fin de evitar confundir a las audiencias. En este sentido, para lograr conectar con nuestros públicos, presentes, virtuales y potenciales, debemos investigarlos para conocerlos y tener un material cercano a sus intereses.
También es muy relevante entender el contexto en que se presenta un discurso, por lo que debemos revisar las tendencias informativas en medios impresos y electrónicos o películas de moda, para buscar frases, metáforas o referencias culturales que nos ayuden a transmitir nuestro mensaje.
Estructura del discurso
En cuanto a las partes del discurso, un buen título o frase de apertura nos ayudará a captar la atención de nuestro público y, de la misma manera en que un comunicado o una nota de prensa, responder el quién, qué, cuándo, dónde y por qué en sus primeras líneas; idealmente, resumir en el primer párrafo lo que se le dirá a la audiencia.
Una fórmula efectiva es que la información más relevante esté al principio y la menos relevante al final; en la parte central del discurso expresar los detalles de la información y concluir con una invitación, felicitación o llamado a la acción. Un equilibro en esta fórmula genera un buen ritmo y ayuda a que el mensaje tenga un impacto poderoso y se grabe en las mentes del oyente.
Según lo permita la ocasión y los objetivos del discurso, las audiencias siempre premian con atención el “humor” con que se transmita este monólogo, así como algunas interacciones; sin embargo, hay que ser prudentes con estos recursos para que el público se mantenga atento y retenga más que bromas. Recordemos que lo más importante es que queden claras las conclusiones del mensaje.
En cuanto al cierre, debemos considerar que el legado más importante y perdurable de un buen discurso son los mensajes clave, y que la audiencia se sienta satisfecha al finalizar de escucharlo. Con eso en mente, desde el momento en que comenzamos el diseño del discurso y durante su construcción debemos tener clara qué emoción debemos evocar, si es un tono serio, reflexivo y profundo o festivo.
Empatía total
Un tema fundamental es tener claro en todo momento que nos debemos a nuestra audiencia, por lo que la empatía, el respeto, la veracidad son valores fundamentales; y en general, hay que evitar a toda costa reacciones negativas, antes y después de ofrecer nuestro discurso. Esto nos ayudará a ser escuchados, comprendidos y aceptados.
Recordemos que la presentación de nuestro discurso involucra una gran cantidad de preparación, trabajo y energía, por lo que el contenido de nuestro mensaje debe ser de alguna manera útil para nuestras audiencias, y debemos recibir con total apertura la retroalimentación sobre nuestra actuación para mejorar.
Finalmente ser auténticos, porque nuestros rasgos característicos, creencias y peculiaridades forman nuestra personalidad, y si permitimos que brille dejaremos una impresión indeleble en la audiencia.
Daniel Espinosa, originario de Taxco, el corazón de la platería mexicana, inició su camino en los negocios a los 17 años. Su intención era estudiar en una universidad privada en la Ciudad de México, pero su padre le planteó un reto: solo le financiaría seis meses de estudios y estancia. Teniendo las enseñanzas de su familia aprendió las bases del comercio de la platería, desde la compra y venta hasta la búsqueda de clientes. En tan solo tres meses, Daniel se independizó económicamente, demostrando su talento para los negocios y su capacidad de innovación.
«No me gustó la idea de depender, así que en tres meses aprendí a ser independiente.»
Ser un empresario a tan temprana edad le supuso múltiples retos, desde la falta de experiencia hasta el escepticismo de quienes no creían en su capacidad para manejar un negocio propio. Sin embargo, su determinación lo llevó a aprender rápidamente sobre el mercado, la negociación y la estrategia comercial, superando cada obstáculo con creatividad y disciplina.
El Crecimiento de una Marca Global
Expansión nacional
Con un enfoque emprendedor, comenzó vendiendo piezas de plata en la Ciudad de México, estableciendo relaciones con clientes clave en zonas como la Zona Rosa y Polanco. Su primera clienta, Delfina, jugó un papel clave en este inicio. Ella tiene una platería en la Zona Rosa y se convirtió en su principal aliada. Con un gran sentido del diseño, Daniel hacía pequeñas adaptaciones a las piezas tradicionales, lo que permitía que Delfina vendiera sus productos con gran éxito. Esta relación le dio la confianza para seguir explorando el mercado y expandirse a nuevas ciudades.
Al notar el potencial del turismo, extendió su negocio a Cancún, donde encontró compradores dispuestos a adquirir grandes volúmenes de joyería.
Incursión en el mercado internacional
A los 19 años, decidió expandir su negocio a Miami. Con ayuda de una guía telefónica y sin internet, hizo llamadas a posibles compradores. En su primera reunión con un mayorista de joyería, logró vender toda su mercadería y asegurar pedidos a gran escala. Esto marcó el inicio de su internacionalización.
Superar la barrera de la edad en un entorno de negocios fue uno de sus mayores desafíos, pues en muchas ocasiones se encontró con clientes y empresarios que dudaban de su experiencia. Para contrarrestarlo, trabajó en la profesionalización de su marca y en ofrecer productos de alta calidad con un valor agregado en diseño.
Formación Empresarial
Para diferenciarse del mercado saturado de platería tradicional, Daniel buscó especializarse. Estudió diseño de joyería en el Gemological Institute of America en Los Ángeles y posteriormente marketing de joyería en Nueva York. Su preparación no se detuvo allí: fue seleccionado para un programa del gobierno holandés en Rotterdam, donde recibió formación en estrategias de negocios globales.
«La joyería es arte hecho a mano; no puede ser producida en masa sin perder su esencia.»
Este proceso formativo le permitió comprender la dinámica de los mercados internacionales y le dio herramientas para expandir su negocio con éxito, enfrentando las dificultades con una mentalidad innovadora y una visión de crecimiento constante.
Una filosofía empresarial basada en el diseño y la innovación
Daniel Espinosa revolucionó la joyería mexicana con una propuesta de diseño moderno y exclusivo. Sus piezas fusionan la artesanía mexicana con tendencias globales, permitiendo que la plata mexicana sea valorada como arte en el extranjero.
Algunas de sus estrategias clave incluyen:
Mantener contacto directo con clientes internacionales para comprender las tendencias de cada mercado.
Crear diseños innovadores que resalten el trabajo artesanal sin caer en la producción masiva.
Posicionar su marca en ferias internacionales para expandir su alcance global.
Entre sus mayores aciertos destacan:
Expansión internacional: Logró posicionar la joyería mexicana en mercados como Estados Unidos y Europa.
Innovación en diseño: Fusionó la tradición con tendencias contemporáneas, diferenciándose del mercado tradicional.
Formación estratégica: Su preparación en diseño y negocios le permitió desarrollar un modelo de negocio sostenible y escalable.
Con una combinación de talento, visión empresarial y respeto por la artesanía, Daniel Espinosa ha logrado posicionar su marca como sinónimo de calidad, exclusividad e innovación en la industria joyera a nivel mundial.
Bombay, agencia independiente reconocida por su creatividad y por no temer explorar nuevas narrativas, fue elegida por la compañía de seguros MetLife México para desarrollar su comunicación y publicidad. El primer gran resultado de esta designación es la campaña «La vida es perfecta, hasta que no lo es», lanzada recientemente a nivel nacional.
MetLife, decidida a dejar atrás los clichés, apostó por la innovación bajo la guía de Bombay. Su objetivo es conectar con el público a un nivel emocional, inspirando confianza y cercanía a través de historias que reflejen la realidad de la vida.
«Entendiendo la relación de la categoría con la gente y su baja penetración, así como sumando a esto el contexto cultural, creemos que la campaña es una herramienta muy afortunada para acercar a más personas a nuestra categoría. La vida es perfecta, hasta que no lo es, transmite un mensaje claro, directo y con un toque de humor. Nos llena de orgullo que MetLife, como líder en esta categoría, elija cambiar el discurso junto con Bombay», comparte Gonzalo Martínez, Director General de Bombay.
Para Manuel Vega, Director General Creativo de Bombay: «En México tenemos un dicho: Después de ahogado el niño, se tapa el pozo. Es decir, que no nos preocupamos de nada, hasta que tenemos que hacerlo y entonces todo sale más caro. Y un seguro es de las últimas cosas en las que pensamos. Esta observación, sumada a una categoría que peca hoy de poca personalidad, la campaña La vida es perfecta, hasta que no lo es, intenta refrescar un poco esta narrativa. Sobre todo, señala con humor la importancia de asegurarnos. Es una idea que tiene el potencial de que cualquier mexicano, puede inventar una frase en un momento cualquiera mientras se comen unos tacos».
Como aliado de MetLife México, Bombay continúa trabajando para impulsar la presencia de la aseguradora a través de estrategias creadas para potenciar las distintas unidades de negocio.
La estabilidad macroeconómica, la previsibilidad y la apertura de mercados suelen aparecer como las principales preocupaciones de las empresas. Sin embargo, desde Red Hook Data hemos identificado un factor menos evidente pero cada vez más determinante en la toma de decisiones empresariales: el miedo. El miedo a hacer, el miedo a decir y, el más peligroso de todos, el miedo a equivocarse.
En nuestra experiencia con distintos modelos de negocio, mercados y consumidores, hemos observado una tendencia creciente: la búsqueda de una certeza absoluta que, lejos de generar confianza, conduce a la inacción. Muchas organizaciones se refugian en datos y análisis como una suerte de anestesia que posterga decisiones clave. En un contexto dominado por la inteligencia artificial y la tecnología, la información es un aliado estratégico, pero no puede reemplazar la responsabilidad de quienes deben decidir.
No se trata de acumular datos sin propósito. El valor real de la información radica en su capacidad de generar acción. Un dato útil es aquel que puede aplicarse de inmediato con la estructura disponible y que ofrece una visión del futuro más que una explicación del pasado. Todo lo demás es ruido, o peor aún, una forma de justificar lo que no fue.
Ante un entorno incierto, el equilibrio entre innovación y prudencia no se encuentra limitando el pensamiento a los parámetros del presente. Por el contrario, la clave está en disociar la innovación de la gestión. Los equipos que garantizan la estabilidad del negocio hoy no pueden ser los mismos que diseñan su futuro. Si el negocio de hoy no será el que pague las cuentas del mañana, entonces quienes proyectan ese futuro no pueden operar con los límites de la realidad actual.
Como decía Ingvar Kamprad, fundador de IKEA, tomar decisiones es un privilegio. Y como bien subraya Adam Grant, «aprender es el proceso de reconocer, corregir y prevenir errores». El verdadero desafío no es eliminar el riesgo, sino aceptarlo y gestionarlo. No existe certeza absoluta en los negocios, pero eso no significa actuar desde la ignorancia. La diferencia la marcan aquellos que tienen el coraje de decidir con información imperfecta.
Para un líder de negocios, decidir en escenarios de incertidumbre es parte del trabajo diario. No importa si el mercado es más o menos volátil o si la macro acompaña. Tomar decisiones es evaluar opciones y elegir el mejor camino con la información disponible. Pero tomar riesgos implica ir un paso más allá: asumir incertidumbre para lograr un salto cuantitativo. Y ese es el verdadero rol del liderazgo.
Las empresas que aún temen tomar decisiones deben entender que ninguna compañía ha nacido con la certeza absoluta de que todo iba a funcionar. La mayoría de los grandes proyectos surgieron en escenarios de incertidumbre, donde el abismo—económico, de mercado o personal—fue el motor para reinventarse, innovar y diferenciarse. La clave está en rodearse de equipos y partners que vean en ese desafío una oportunidad para destacarse y no una amenaza a su estabilidad laboral. No es un camino para todos, pero sí para aquellos que pueden encontrar satisfacción en los dolores de innovar.
El miedo paraliza, minimiza a las personas y frena el avance de las organizaciones. Enfrentar el 2025 con valentía significa asumir que el error es parte del proceso y que, lejos de destruir carreras o empresas, es la piedra angular del crecimiento y la innovación. El futuro no pertenece a quienes buscan la certeza, sino a quienes se atreven a tomar decisiones y aprender en el camino.